RELATO DE ACOSO LABORAL Y SEXUAL DESDE ESPAÑA

ALBACETE

Un oficial sustituto del Registro de la Propiedad de Albacete, J.A.T.M., se sentó ayer en el banquillo de los acusados del Juzgado de lo Penal nº 2 de la capital manchega acusado por el Ministerio Público de un delito de acoso sexual sobre una compañera de trabajo durante al menos 25 años y por el que solicitó finalmente la pena de prisión de seis meses y una indemnización de 128.800,24 euros por el trastorno adaptativo que sufrió la víctima y por la invalidez absoluta para el trabajo que le fue reconocida en sentencia de 29 de octubre de 2007 y confirmada un año después por la sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia. Asimismo, la acusación particular pidió una indemnización de 157.211,69 euros y 12 meses de multa a razón de 30 euros diarios por el delito de acoso sexual. Su defensa, la libre absolución

En los asuntos preliminares, el abogado del acusado presentó como pruebas un abrecartas con el que presuntamente la víctima «intentó matar» a su defendido, y el testimonio de un amigo que conocía la relación entre ambos. Aunque fiscal y acusación particular no admitieron las nuevas pruebas, la Juez sí lo hizo por entender que ambas tenía relación con la causa.

Relación consentida
El primero en testificar fue el acusado, quien negó los hechos pues afirmó que tuvieron una relación sentimental «al principio guardada en secreto porque tenemos familia», dijo. Explicó a la Juez que había recibido «dos regalos» por parte de la presunta víctima durante el tiempo que duró el «idilio» y que podía dar detalles de las casas en las que había habitado la trabajadora, así como de una parcela propiedad de la mujer «donde también hemos estado».

Reconoció, a preguntas del fiscal, que unas notas que presentó la víctima cuando interpuso la denuncia en donde «le proponía citas para mantener con ella relaciones sexuales», eran suyas pero, añadió, «ella también me escribía notas que no guardaba para que no se descubiera la relación». Dijo ser falso que le hiciera «proposiciones sexuales bajo la amenaza de echarle del Registro», pues el acusado ejercía como enlace entre el registrador y los trabajadores y coordinaba todo el trabajo que en dicha oficina se desempeñaba, y también negó que acudiera los sábados en los que la mujer estaba de guardia para acosarla. Tampoco admitió la afirmación de que la había humillado y vejado delante de sus compañeros.

«Te mato, te mato»
Respecto al hecho que desembocó la denuncia, posterior a la apertura de un expediente disciplinario contra la denunciante, el procesado explicó que fue una discusión que se inició en las oficinas del registro «por un tema de las vacaciones».

Relató que como no estaba de acuerdo su compañera y puesto que tenía «un carácter muy fuerte», cogió el abrecartas que se hallaba en su mesa y «viniendo hacia mí me decía: te mato, te mato». Cuando vio que se le abalanzaba, según su versión, «le cogió las dos manos por las muñecas y dejó el abrecartas». El acusado comentó que esperaba que al día siguiente se disculpara pero al ver que no lo hacía le contó lo sucedido al registrador quien inició el expediente disciplinario porque «dijo que era un hecho grave». En ese momento, «montó en cólera, dijo que nos íbamos a acordar de ésta y se marchó».

Muy distinta fue la versión de lo sucedido por parte de la denunciante. Afirmó que ya no podía mas y que ese día, el 15 de marzo de 2005, «me alteró al máximo, me tenía harta de decir que era una sinvergüenza». Coincidió que era el día del entierro de una compañera de otro registro que se había suicidado «por sufrir algo parecido» y estaba provocando que llegara tarde por lo que «puede ser que cogiera el abrecartas y me dirijiera hacia él».

Protegida por una mampara, negó haber tenido relaciones consentidas con el acusado y dio detalles de cómo la acosaba sexual y laboralmente. Uno de ellos, las notas que presuntamente le mandaba, eran «tan guarras» que las rompía la víctima porque sentía vergüenza. Las «menos gorrinas» las guardó «porque mis compañeras me dijeron que lo hiciera por si me hacían falta».

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